Tuve el único contacto con Nueva Rumasa hace unos diez años, cuando presenté una querella criminal contra los responsables de una agencia de viajes llamada Intercambio 66, S.L.; resultó que el representante legal de dicha empresa era un Ruiz Mateos; no sabría decir cuál, porque no recuerdo su nombre y físicamente son todos muy parecidos. Iba acompañado de un letrado que hacía su papel de defensor, con un comportamiento tan agresivo que parecería representar a la víctima. Pero salí de la declaración ante Su Señoría pensando en la desfachatez con la que algunos hacían sus negocios.
Entonces no se sabía apenas nada de la refundación de Nueva Rumasa, pero evidentemente los apellidos del susodicho eran conocidos. Estas personas compraron la empresa, una agencia de viajes en muy mala situación económica, en plena temporada de verano, y luego dejaron de pagar a los acreedores. No entraré a relatar los pormenores de la operación, que me fueron transmitidos por una persona directamente afectada, porque me metería en un jardín, pero lo cierto es que no resultaban nada ortodoxos. Desde entonces pensé que eso no podía acabar bien y así ha sido.
La espiral en la que han entrado años después me hace pensar en que los métodos utilizados para la adquisición de sus sucesivos negocios no son nada claros, y la forma de conseguir financiación por medio de emisiones, sin el beneplácito de la CNMV, tampoco. Ahora habrá muchas personas afectadas, engañadas o víctimas de su propia avaricia, llamémosle como queramos, pero esto era crónica de una muerte anunciada, como diría nuestro querido Gabo.
A la vista de las deudas que aparecen publicadas en prensa con Seguridad Social y la Agencia Tributaria, se puede llegar a pensar que esta familia buscaba devolver al Estado lo que el Estado le quitó en su día, aunque a mi juicio, que no al de ellos, la expropiación lo fue de manera justa. Lamento decir que, en mi opinión, difícilmente el Estado podrá recuperar toda la deuda que tiene Nueva Rumasa con él en este momento; ya lo veremos, pero lo dudo enormemente. Me gustaría equivocarme, pero las empresas de Nueva Rumasa van a ir definitivamente a concurso porque la vía del 5.3 sólo va a servir para parar los golpes que estaban recibiendo, pero no creo que permita negociar con sus acreedores, que son muchos y variados.