Bruselas, esa tranquila ciudad europea, es el lugar de nacimiento de tantas y tantas normas que supuestamente tienen como finalidad la búsqueda de la competitividad empresarial y la desaparición de las desigualdades entre unos países y otros.
Pues bien, la Unión Europea parece ahora sugerir un incremento en el IVA turístico para incrementar los ingresos y combatir el déficit público, y propone por otro lado reducir las cotizaciones sociales para mejorar la competitividad empresarial. En cualquier caso, la propuesta de subida del Impuesto sobre el Valor Añadido para servicios prestados por establecimientos turísticos no es nueva, pero llega en un momento de graves dificultades para el sector. Si se llega a materializar podría suponer un grave perjuicio para hoteles y restaurantes que perderán competitividad respecto a países que no están sometidos a la legislación de la Unión Europea y que se han constituido en grandes focos turísticos en los últimos años, como los del Norte de África, Turquía o la antigua Yugoslavia.
Pero curiosamente esta medida contrarrestaría la secular reclamación de las agencias de viajes que tributan al tipo del 18% en clara desventaja con los tipos reducidos que se aplican a los servicios hoteleros y de restauración. Durante años, la asociaciones de agencias de viajes han clamado por la aplicación del tipo reducido a sus ventas para evitar el perjuicio consistente en que el cliente comprase directamente a los establecimientos hoteleros, algo cada vez más habitual gracias a las plataformas de venta directa de los hoteles y cadenas. Esta petición, que recientemente se ha llevado a las cámaras legislativas y al Ministerio de Economía de la mano de Deloitte y de partidos políticos como CIU, ha sido reiteradamente rechazada, más por razones de tesorería pública que por argumentos legales justos. Ahora resulta que la propuesta de subida del IVA turístico a hoteles y restaurantes puede dejar atrás la situación de desigualdad existente, pero no ayudará a la recuperación de un sector que, a corto plazo, debe ser el motor principal de la economía española, porque no hay ningún otro que pueda generar el desarrollo que el país necesita. Las agencias de viajes solicitaban reducir su tipo impositivo para igualarlo al de los hoteles, y Bruselas propone la operación inversa: elevar el tipo de los hoteles que de esa manera se igualará por arriba al de las agencias. Mala solución, sin ninguna duda.
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